La historia (y evolución) de los ‘ninots indultats’ de las Fallas

Los ninots indultats, esas escenas que cada año se salvan del fuego. Uno de entre las fallas mayores, y otro de entre las infantiles, que consiguen salvarse del fuego purificador y, a la vez metafórico, de las Fallas de Valencia. Podemos remontarnos a principios de siglo XX, y encontraremos figuras indultadas en distintas comisiones, como en el año 1914, por parte de la Falla Plaza del Molino de Na Robella (actual Plaza de Brujas). Entonces, la falla tenía plantado un busco dedicado al compositor alemán Richard Wagner. Podría decirse, según expertos al respecto, que es el primero de cuantos ninots indultats se hayan salvado de la cremà.

Porque incluso antes de que existiese el Museo Fallero, antes también de la creación de Junta Central Fallera, era habitual, que no obligatorio, que algunas comisiones decidiesen indultar alguna escena especial. A veces, por deseo de las autoridades, a veces, por lo simbólico que representaba ese ninot. Ocurrió, dicen algunas fuentes, en los años 20, cuando se plantó una efigie del Rey Jaume I en la Falla Plaza del Doctor Collado, y que llegó a publicarse en prensa que no sería pasto de las llamas. Recuerdos para la historia que también han traspasado barreras. La Casa de Valencia de Barcelona contó con un ninot indultat que viajó en tren hasta la ciudad condal, porque representaba al Micalet.

Y, del hecho, al dicho. De manera oficial, en 1934 se propuso indultar algunos ninots en el programa oficial de fiestas del Ayuntamiento. Ya había habido un precedente justo en el año anterior, y el propio Ayuntamiento de Valencia había abierto un concurso de ideas para «crear nuevos actos» en la semana fallera. Fue el artista fallero Regino Más, que también ostenta el máximo de primeros premios en la Sección Especial, el que propuso llevar a cabo este «concurso» de ninots indultats. Y su propuesta fue toda una realidad, con la primera Exposición del Ninot, que se inauguró en los sótanos del Mercado Central. Solo tres días estuvieron expuestos los ninots (uno por cada falla), pero se llegaron a contabilizar, según fuentes falleras, más de 20.000 votos.

Podría decirse que fue un éxito rotundo, que además ganó el artista Vicente Benedito para la Falla Plaza del Mercado Central, por una escena con abuela y nieta, algo que, desde luego, no puede sorprender al público valenciano. Un clásico que perdura en el tiempo, y que representa nostalgia, familia y costumbrismo. Este primer ninot indultat oficial fue trasladado hasta el Palacio de la Exposición, al precursor del Museo Fallero, el «Museo del Folklore». Y sí, decimos el ninot y no los ninots porque no fue hasta el año 1963 cuando se salvó del fuego la primera escena infantil. En este caso, una escena del cuento Pinocho, de la Falla San Vicente – Falangista Esteve (actual San Vicente – Periodista Azzati) y obra de Josep Fabra.

Curioso es que este primer ninot indultat infantil se perdió, pero se conservan dos reproducciones. La primera de ellas, más fidedigna, está en el casal de la Falla Na Jordana. La segunda, que es la que se conserva en el Museo Fallero, se trata de una versión del remate de la falla en la que estaba este ninot. Este primer indulto también se debió a un concurso público de entre los visitantes de la Exposición del Ninot, tal y como perdura en la actualidad. Eso sí, no todos los visitantes de la Exposición tienen derecho a voto. Solo los que pagan entrada. Las comisiones falleras, que visitan gratis esta Exposición, no tienen derecho a emitir su voto cuando acuden en grupo, intentando así que no se desvirtúe este premio otorgado por todos los valencianos y valencianas y turistas.

En los últimos años, la polémica entre ninots más costumbristas y otros con diseño más vanguardista, creativo o arriesgado se ha servido en redes sociales, ganando casi siempre la batalla los del primer grupo. Manuel Algarra está siendo el rey en indultats mayores, aunque su sombra, con caricaturas como la de Pedro Simarro o diseños con expresiones perfectas como las de David Sánchez Llongo este 2019 han creado escuela. La duda vendrá en unos pocos años. ¿Será el Museo Fallero suficiente para albergar todos los ninots que aún faltan por seguir indultándose…?

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Imágenes: Fallas.com

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