El Pabellón Municipal que fue símbolo de la Feria de Julio

La característica más destacada de las pasadas ediciones de la Feria de Julio han sido sus pabellones y, más concretamente, el Pabellón Municipal que se erigió en imagen de la gran feria desde 1926 hasta 1972. Un pabellón coronado con tres grandes cúpulas que aun permanece en las retinas de muchos valencianos, que añoran el esplendor de la actual Gran Fira de València.

Fue un 25 de julio de 1926 cuando se inauguró este gran Pabellón Municipal, que vino a sustituir a su antecesor de inspiración oriental, que a su vez sustituyó al primero de todos, de estilo árabe. El encargo de su construcción lo hizo el entonces alcalde la ciudad, Luis Oliag, que también impulsó la festividad de las Cruces de Mayo. El autor de este magnífico pabellón fue el artista fallero Carlos Cortina Beltrán y en el proyecto participaron Victor Gosálvez y Ángel Romaní.

Desde su inauguración llamó la atención de todos los asistentes a la feria, debido a su grandiosidad y belleza, que daba más empaque a La Alameda los días de fiesta. Estaba hecho de madera con elementos auxiliares de metal y constaba de una planta rectangular de dos pisos. En la parte superior, se encontraba una amplia terraza de 14×33 metros, cubierta por tres cuerpos coronados por las cúpulas. Todo estaba unido por un entrepaño de cristal pintado y se accedía a el mediante las dos grandes escalinatas laterales. En esta terraza estaba el gran salón de recepciones, decorado con muebles renacentistas y con una decoración de las pilastras y el interior de las cúpulas con motivos y alegorías valencianas. En la parte inferior, se instalaron servicios, zona de seguridad y teléfonos. Todo estaba adornado con jardines y fuentes ornamentales, que aun realzaban más el pabellón. Por las noches, la luz hacía que brillara, sobre todo por las grandes farolas en forma de pomell y las artísticas lámparas del interior. Las cúpulas se remataban por la noche por linternas que daban más esplendor al vidrio tintado.

Era el centro de atención de propios y extraños y en el Pabellón Municipal se ofrecieron fiestas y se llevaron a cabo actos del propio Ayuntamiento. Sin duda fue la imagen de la feria, pero en 1972 fue su último año como atracción y parador ferial, ya que tanto los pabellones como la propia Feria de Julio entraban en una decadencia que la llevo hasta finales de los ochenta, cuando se recuperó. El Pabellón Municipal recibió un trato especial y quedó instalado en los Jardines de Viveros desde 1973 hasta 1981, cuando un vendaval lo derribó y fue amontonado en el antiguo almacén municipal de San Miguel de los Reyes.

A día de hoy, no se sabe ciertamente donde están los restos del Pabellón Municipal, lo que sí que es cierto, que estará para siempre ligado a la historia de la Feria de Julio y, aunque nos recuerde tiempos pasados, será el recuerdo de buenos momentos y tiempos felices para muchos valencianos.

Imágenes: Diferentes archivos y c.c.

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