‘Olivia y Eugenio’, una clase de teatro con Concha Velasco

Olivia y Eugenio 003Hacerse mayor implica ganar experiencia, vivencias y bagaje. Pero también es comprender que nos acercamos al adiós natural, al que todos tenemos que llegar. No es fácil para una madre que se ha desvivido por su hijo el pensar qué será de él cuando ella no esté. Máxime si su retoño tiene cierta dependencia de esta madre, de su cariño constante, de su absoluta paciencia. Cuando Olivia (Concha Velasco) descubre que tiene cáncer y que el final de su viaje ha llegado, no piensa en nada que no sea Eugenio (Hugo Aritmendiz) y en cómo podrá él continuar el suyo.

Olivia y Eugenio 008Porque Eugenio no es un niño normal, según aseguraron los médicos tras su nacimiento. Tiene síndrome de Down, y eso lo convierte en una persona especial, sobre todo ante los ojos de su madre Olivia, una mujer coraje que ya ha sobrevivido a su marido, a una gran pérdida de fortuna, a un primer hijo que solo la llama para pedirle favores y, ahora, ha de enfrentarse a un terrible cáncer. Todo el peso de la vida le cae encima, como el peso de la obra cae ante la propia Concha Velasco, firme en cada frase, ágil, con su torrente de voz sentenciando cada frase.

Olivia y Eugenio 001Olivia y Eugenio tampoco es una obra normal. Hora y media de soliloquio, de drama profundo sobre la vida y la muerte, lo ético, lo moral y lo socialmente aceptable. La veterana actriz demuestra tablas, elegancia y memoria, con un texto difícil, rápido pero descriptivo. Mirando a sus espectadores, a su Eugenio o, incluso, dando la espalda a todos ellos. No hay frase ni emoción que se le resista. El desasosiego y la tensión personal de esta Olivia traspasa al espectador, ante la genialidad, una vez más, de la interpretación de la gran dama del teatro español.

Porque Concha Velasco se mete dentro de la madre sufridora, con pasión, tenacidad y con toda la sobriedad que la caracteriza. Y guía al público, y al propio Eugenio, con la maestría que solo ella puede disponer. Solo hay dos vías ante el pronóstico médico. Empezar un tratamiento agónico, cansado e insufrible. O terminar con la vida de una manera rápida pero calculada. Hora y media de decisión que suponen todo un caos, un frenesí de emociones, una avalancha de situaciones en las que Olivia se sincera consigo misma y con el público, dejando incluso espacio para el humor más ácido y mordaz.

Olivia y Eugenio 005La aparente valentía de la madre choca de manera frontal con la eterna inocencia y bondad de este hijo, tan dulcemente interpretado por Aritmendiz. Un tándem perfecto que la pareja de actores muestra en toda escena, compenetrados casi hasta en su respiración, logrando que la conexión madre e hijo sea tan real como la vida misma, como esta triste pero esperanzadora historia que muchos han tenido que vivir, porque por desgracia, este dilema de Olivia y Eugenio también es muy normal hoy en día en la sociedad.

Una lección de vida, de futuro, de reponerse ante la adversidad. Una clase maestra de esta honoris causa de los escenarios, que seguirá en su teatro, el Olympia, hasta el próximo 31 de enero. Imposible no emocionarse con cada diálogo, no acongojarse con su texto, con sus personajes, con la armonía perfectamente creada. Imposible no recomendarla, por su gran valor y ejecución. Hay que disfrutarla.

Imágenes: You Valencia

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