Campofrío cambia humor por política en su anuncio de Navidad

Campofrio 001Los anuncios de Navidad son siempre los más esperados de todo el año. Habitualmente había una «guerra» por saber cuál sería el último de ellos antes de las Campanadas, ese anuncio final del año. Ahora, desde hace unos años, la competencia entre los spots es otra, y las marcas apuestan por calidad, por emotividad y por un ambiente exclusivo, casi en formato cortometraje, que nos meta en otro mundo y nos regale varios segundos -o minutos- de ilusión, de felicidad, de nostalgia y de lagrimita fácil. Ya habíamos visto dos del trío estrella, el de la Lotería de Navidad y el de Freixenet. Solo nos quedaba el de Campofrío.

Campofrio 002Ya ha salido a la luz, con un título tan contundente como llamativo: Despertar. Difícil era igualar el éxito del año pasado, donde la realidad superaba la ficción y a todos nos embriagaba esa tristeza convertida en felicidad, llena de amigos, familia, voluntarios y ese aire de humanidad que a veces se os olvida que también circula por el ambiente. Este año, Campofrío apuesta por un nuevo toque de emoción, trasladándonos a la vida de un hombre que, tras estar en coma, regresa a su vida cotidiana.

No será fácil que recuerde quién es su mujer, su hija, su perro, su pueblo… Hasta su equipo de fútbol ha olvidado, y celebra un gol del eterno rival. Un anuncio diferente, sencillo y con una historia que todos podemos entender, con la que empatizamos y sonreímos. Que nos contagia de esta emoción tan especial. Hasta que, de golpe, nos rompe la magia. Uno de los amigos del hombre que despierta del coma lee el periódico mientras comenta: «¡Vaya mierda! Dentro de poco en este país no se podrá hacer nada«.

Campofrio 003Y el hombre le responde lo que debería de ser el final apoteósico: «Créeme que hay demasiadas cosas cada día por las que merece la pena abrir los ojos, levantarse y salir a vivir». Un mensaje contundente, directo y clave. Pero carente de la fuerza necesaria. Su protagonista, el actor Tristán Ulloa, escupe el texto con las mismas ganas que su amigo votaría al partido gobernante. Y eso desluce, ensombrece y apaga la magia del anuncio.

Un perfecto spot de cualquier partido de la oposición, pero que se nos va de contexto cuando todos queremos llamar a la vida, brindar por un mejor 2016, ser más felices. El talento de Emma Suárez (mujer del hombre del coma en el anuncio) no logra recuperar este fácil recurso político que solo convencerá a la mitad de sus televidentes y que firma Icíar Bollaín, con más orgullo del que debería.

El ingenio habitual, la gracia sofisticada y el humor bien hilado de los habituales espacios comerciales de Campofrío al llegar la Navidad queda relegado a un pequeño mitin que rompe un clímax de una situación íntima, que nos encoge y hace vibrar. Ya sabemos cuál es el peor anuncio de los tres más esperados. Al menos será el que menos días tengamos que soportar.

Imágenes: Campofrío 

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