La audiencia nomina a ‘Gran Hermano VIP 5’. ¿Lo salvará Telecinco?
El fenómeno del reality show llegó a España hace ya más de una década, y nadie se imaginaba cuando comenzó Gran Hermano que el programa daría para tanto. Sin embargo, el mayor buque insignia de Telecinco comienza a ver de lejos un iceberg bien helado que amenaza con dejar congelado al formato para un par de temporadas. Y es que el nuevo GH VIP 5 no levanta cabeza. La última gala, celebrada el jueves 26 de enero cayó hasta un 16,2% de audiencia que, a decir verdad, supera en punto y medio a la media del día de la cadena, que fue de un 14,7%, y bastante superior a la media del mes de Telecinco, que ni siquiera logra un 13%.
Sin embargo, los VIP de este nuevo Gran Hermano no están logrando los datos esperados, con apenas 1,91 millones de espectadores en la quinta gala del concurso, que decidió jugar una nueva baza, metiendo como concursante oficial a la polémica Aída Nizar. Ya habían probado anteriormente con el huracán de Terelu Campos, pero tampoco dio demasiados frutos. Y es que esta edición es demasiado VIP, incluso para sus espectadores. El casting no puede ser más acertado, con una gran selección de famosos de verdad, de los de antes. Pero quizá no es lo que busca el espectador.
Alonso Caparrós, Irma Soriano, Emma Ozores, Ivonne Reyes… Han sido portadas de revistas, presentadores o actores de cierto nombre en nuestra pequeña pantalla y en radio, líderes de audiencia en sus momentos, pero que ahora buscan un nuevo minuto de gloria, una segunda oportunidad para reconducir sus carreras sin demasiado éxito. Tampoco lo hace Alejandro Abad, compositor de grandes éxitos de David Civera y del mítico Mi música es tu voz, pero que no levanta tantas pasiones por sí mismo, alejado de sus canciones. Y nada que decir de Aless Gibaja, quien tendrá muchos seguidores en redes sociales, pero ninguno de ellos parece preocuparse por verle a diario en televisión.
Desde que comenzó el concurso, los grandes hermanos se están esforzando por sacar su mejor sonrisa, su mejor buen rollo y su faceta más coherente. Pero no es para nada lo que busca un espectador, acostumbrado a gritos, descalificaciones, nominaciones a traición y a todo tipo de espectáculos que a veces rozan el ridículo, pero que enganchan a esos fanáticos de la llamada «telerrealidad.» Puede que estén saturados. Y razones no les faltarían. Telecinco superpone Supervivientes, Gran Hermano, GH VIP, Acorralados y otros similares con tan poca separación que uno ya no sabe si hay que nominar en el confesionario o en la palapa, o si quizá se está buscando a la mejor voz.
El espectador recibe demasiadas expulsiones con ritmo frenético, demasiados rostros a los que amar u odiar cada dos semanas. Y así es imposible. Máxime cuando el poder que siempre se ha otorgado a la audiencia como guionista del programa ha dejado de ser tal. El programa busca rifirrafes demasiado evidentes. Separa a los concursantes. Les obliga a mentir. Fuerza situaciones. Y así uno siente que su voto, que además le cuesta dinero, es casi inútil. La fuerza de las redes sociales también ha ayudado a esto, «obligando» a la gente a votar para salvar a uno u otro que, a veces, no es quien querríamos, solo por pura estrategia.
Y la esencia de Gran Hermano y sus derivados se pierde sin remedio, para desgracia de sus seguidores más incondicionales. Y la fórmula clásica de meter a alguien en la dinámica que grite o rompa la tranquilidad ya no vale. Sobre todo porque vivimos en un déjà vu eterno de rostros que saltan de un concurso a otro, de un programa al siguiente. Y seguimos perdiendo ese «control» de poder que teníamos cuando Ania, Ismael y María José Galera entraron por primera vez a una casa que nos dio la vida. ¿Será capaz Telecinco de reconducirse? Desde luego, los espectadores ya han decidido que el propio reality está nominado. Veremos si consigue salvarse o tendrá expulsión inmediata.
Imágenes: Telecinco
