Hablar de indumentaria valenciana es, también, hablar de sedas, brocateles, delantales, picos, ahuecadores y, por supuesto, espolines. El espolín es una de las piezas de telas más preciadas en Valencia, y también es sinónimo de lujo, ostentación y poderío. Porque lucir una de estas prendas es apostar por lo artesanal, por el valor de un trabajo exclusivo y tan tradicional que solo unos pocos pueden realizarlo hoy en día, y hasta se distribuye con certificado oficial. Pero, ¿por qué se llaman espolines? ¿Por qué es tan valiosa y tan deseada por los valencianos, sobre todo los que visten el traje tradicional? Pues es el momento de acercarnos a este tipo de tela y sus características.
Su riqueza y valiosidad le vienen adquiridas por la materia prima, surgida del capullo del gusano de seda, que conforman, fondo, bordados y tramadas, por lo que podemos decir que en su totalidad estas piezas son realizadas en seda cien por cien. Las piezas son sedas estrechas, con las que actualmente se confeccionan los trajes de valenciana. Casas como Garín, Rafael Catalá o Vives y Marí son los últimos y actuales expertos a la hora de tejer este tipo de tela. Cada una de estos telares tiene en su propiedad diferentes cartonajes con los que cada año confeccionan la tela para Falleras Mayores, Reinas de fiestas o, sencillamente, para valencianas (y valencianos) que quieren lucir sus trajes tradicionales.
Una diferencia apreciable, especialmente para los entendidos en espolines y en indumentaria, y que convierte cada traje en tan exclusivo como personal, porque cada niña y cada mujer le otorgan su propio carisma a su traje. Sea como sea, el espolín, aunque algo prohibitivo, sigue siendo la reina de las telas a la hora de hacer un traje de valenciana y con el que lucir la rica indumentaria que tenemos en estas tierras. ¿Cuál es tu dibujo preferido? ¿Y a qué persona le has encontrado el más exquisito?
Imágenes: (cc) Espolín – Rafael Catalá