Así es y así funciona el Tribunal de las Aguas de Valencia

Hay muchísimas fiestas en Valencia, desde las más tradicionales a las que han ido surgiendo por modas o por la inclusión de otras culturas en la ciudad. Casi todas son puntuales, y se celebran en días concretos. Sin embargo, podemos encontrar una tradición que poder admirar todos los jueves en la capital del Turia. Sí, todos los jueves. Hablamos del Tribunal de las Aguas que, salvo festivos, tiene lugar a mediodía (12.00 horas) junto a la Puerta de los Apóstoles de la Catedral de Valencia. Así se celebra esta tradición centenaria, declarada además Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad en 2009.

Y es que el Tribunal de las Aguas de la Vega de Valencia es la institución más antigua de justicia existente en Europa. Sus representantes, ocho labradores (que aún llevan la blusa negra típica de las gentes de la huerta) sentados en círculo (en sillones del siglo XVII), imparten justicia ante un público curioso. Su veredicto sigue siendo en la actualidad vinculante y de obligado cumplimiento. Cuando el jueves es festivo, la sesión del Tribunal se realiza el día de antes, miércoles. ¿No conoces su historia o nunca has visitado esta tradición tan particular de Valencia?

Aunque ya existiera desde tiempos de los romanos alguna institución jurídica que resolviera los problemas del agua en tierras de Valencia, la organización que hemos heredado con el Tribunal de las Aguas data de los tiempos de Al-Andalus y, muy posiblemente, de la época del Califato de Córdoba, perfeccionada desde los primeros momentos de la conquista del Reino de Valencia por el Rey don Jaime. Modelo de justicia, reconocido por todas las ideologías, culturas y pueblos que configuran la rica personalidad valenciana, ha resistido el paso de los tiempos.

Dice la propia página web de este Tribunal de las Aguas que «la escasez de agua para el riego en la fértil Vega de Valencia, admiración de viajeros que a lo largo de los siglos pasaron por estas tierras valencianas ponen de relieve las bondades de la huerta de Valencia y la necesidad de una sabia, equitativa y justa distribución del agua que había de llegar a las 17.000 hectáreas de tierra de regadío a través de un complejo sistema de acequias madre, con sus brazos e hijuelas, “sequiols” y “sequiolets” que tomaban el agua del río Turia. De ahí nació el concepto de “fila” (etimológicamente ‘parte sacada de un todo’), que no es un volumen fijo de agua sino variable en función del caudal total del río».

«Ocho son las acequias madre que toman agua del río Turia a través de sus azudes. Y la organización de los riegos necesita de una institución que cuide de la administración del agua y de la observancia de las normas con que la sabiduría y experiencia del hombre de la huerta la fue dotando. Las Comunidades de las acequias se rigen por viejas Ordenanzas, trasmitidas por vía oral desde tiempos de los árabes y escritas desde principios del s. XVIII. Una Junta administradora, elegida democráticamente entre todos los miembros de la Comunidad, al igual que el síndico-presidente de la misma, vela por el cumplimiento estricto de las normas.

Todos ellos deben ser labradores, cultivadores directos de sus tierras y con conocida fama de “hombre honrado”. Síndico y vocales se ven ayudados en su trabajo por el Guarda de la acequia, empleado que cuida de que el agua llegue a todos según su turno o tanda de riego, comunicando las infracciones cometidas para que éstas sean denunciadas y juzgadas en el Tribunal de las Aguas. El Tribunal de las Aguas está constituido por los síndicos de las ocho acequias, presidido por un síndico-presidente elegido de entre ellos.

El Tribunal no sólo tiene autoridad sobre una acequia, sino sobre el conjunto de las mismas; en segundo lugar, sus síndicos han sido elegidos democráticamente de entre los miembros regantes de su respectiva comunidad; es decir, no se trata de una autoridad superior la que impone los jueces, sino las bases las que eligen el juez para que les juzgue, por lo que siempre se busca a los miembros más honestos y justos en cumplir con su deber. Finalmente, y como pone de relieve V. Giner Boira, no son sus miembros personas legas en derecho, pues, si bien es cierto que no son personas de formación jurídica, no son desconocedores del derecho que han de aplicar, basado en unas ordenanzas que dominan a la perfección y que constituyen el corpus jurídico por el que se rige cada una de las Comunidades de las Acequias.

Todo ello explica su autoridad moral, su pervivencia, el respeto que se tiene a sus sentencias, siempre acatadas hasta el punto de que no ha sido nunca necesario acudir a la jurisdicción ordinaria para el cumplimiento de las mismas. Incluso, se ha dado el caso de ser denunciado ante el Tribunal algún síndico miembro del mismo, y éste, con la mayor naturalidad, se ha desprovisto de su blusón de huertano, que viste con gran dignidad, cual toga de magistrado, y se ha colocado en el lugar de los acusados para esperar la deliberación y sentencia y, acto seguido, ha vuelto a su lugar en el Tribunal para proseguir el orden del día.

Estudiosos del derecho de todas las latitudes han encontrado en nuestra Institución el modelo de funcionamiento jurídico que la ha hecho presente en cuantos temas relacionados con el agua se han tratado en distintos foros y asociaciones internacionales. El pueblo valenciano tiene en alta estima a la que podemos calificar, sin duda, como la más valenciana de las instituciones. ¿A qué esperas para vivir el Tribunal de las Aguas en primera persona?

Imágenes: Tribunal de las Aguas

Comenta la noticia

Your email address will not be published.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Start typing and press Enter to search