Desde hace unos años, los criterios para escoger la falla municipal del Ayuntamiento de Valencia han variado un poco, convirtiendo ahora en más valor el hecho de que un artista se sume a un proyecto de artistas falleros para formar equipo y dar un nuevo concepto a las fallas valencianas. Al menos, a la que pagamos todos los vecinos y vecinas de la ciudad, que es a la que representa el monumento que se planta cada mes de marzo en la misma Plaza del Ayuntamiento. Este nuevo jurado, elegido por distintas personalidades del diseño y el mundo de las Fallas, ha seleccionado este año al trío Manolo Martín, José Ramón Espuig y Escif.
En los últimos tres años hemos visto proyectos muy dispares entre sí, pero con este mismo concepto. La falla del Ayuntamiento de 2017 era un proyecto del Santiago Calatrava para la ciudad de Valencia que nunca llegó a materializarse, y que el taller de Manolo García trató de revivir en la plaza, simulando, de madera, esta enorme torre de telecomunicaciones. En 2018, Latorre y Sanz se unieron a Okuda para realizar una falla a todo color, con formas geométricas y un remate que dista mucho del corte clásico al que nos tenían habituados esta pareja de artistas en otras plazas, pero que ofreció una vista distinta a todos del concepto de falla, que algunos calificaron de hoguera, por el mayor parecido a los monumentos -construcciones- que se plantan en Alicante por las fiestas de San Juan.
Imágenes: José Ramón Espuig