El IVAM expone todo el ‘orden y desorden’ del arte de Joan Miró

El Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM) muestra esta primavera una de sus mejores exposiciones de arte, de la mano del pintor y escultor catalán Joan Miró, fallecido a finales del siglo XX y cuya obra sigue, todavía, muy viva, interrogando nuestros tiempos como solo él era capaz de hacer y plasmar en cada uno de sus cuadros, de sus esculturas o, incluso, de sus grabados y cerámicas. Inaugurada el pasado 15 de febrero, Joan Miró, orden y desorden es visita obligada para todos aquellos que amen realmente el arte.

Uno de los referentes de las primeras vanguardias del siglo XX se resiste a ser colocado en el mausoleo de la historia del arte, aquel lugar en el que la creación pierde toda posibilidad de conflicto. La exposición Joan Miró, orden y desorden explora los trazos de indisciplina que el artista fue dejando a lo largo de su trayectoria. Ya en sus inicios la disciplina, el aprendizaje, se convierten para él en un cautiverio del que empezará a liberarse al llegar a París.

A partir de aquí, Miró desplegará un singular recorrido en el que el orden artístico y cultural es siempre cuestionado. Su pintura se convierte en un conflicto permanente que explota entre 1969 y 1973; sus personajes mantienen una pugna entre realidad y representación; y su obra se expande hacia la sociedad con su prolífica labor en el campo de la obra pública, los carteles entendidos como grafitis urbanos y su participación en la celebración teatral de la muerte del dictador, Mori el Merma.

La exposición puede verse hasta el próximo 17 de junio de 2018 en el IVAM, con un precio de entrada de 2,00 euros, para poder disfrutar de la mejor obra de Joan Miró, catalán nacido en 1893 y que fue un pintor, escultor, grabador y ceramista español, considerado uno de los máximos representantes del surrealismo. En su obra reflejó su interés en el subconsciente, en lo «infantil» y en la cultura y tradiciones de Cataluña.

Aunque se le asocia al arte abstracto por su estilo maduro de formas estilizadas e imaginarias, en su juventud se inició en la figuración, con fuertes influencias fauvistas, cubistas y expresionistas, pasando a una pintura plana con cierto aire naïf, como lo es su conocido cuadro La Masía del año 1920.

A partir de su estancia en París, su obra se vuelve más fantasiosa y onírica, coincidiendo con los puntos del surrealismo e incorporándose a este movimiento. En numerosas entrevistas y escritos que datan de la década de 1930, Miró manifestó su deseo de abandonar los métodos convencionales de pintura, en sus propias palabras de «matarlos, asesinarlos o violarlos», para poder favorecer una forma de expresión que fuese contemporánea, y no querer doblegarse a sus exigencias y a su estética ni siquiera con sus compromisos hacia los surrealistas. ¿Te vas a quedar sin verla?

Imágenes: IVAM – Joan Miró (cc)

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