La visita a los talleres de los artistas falleros es una rutina para todas las comisiones, para todos esos amantes de las Fallas, que pueden encontrar la evolución de cada ninot, de cada escena y remate. Lo que no esperábamos ver, seguramente, era un gran «taller» que casi parece un museo. Un museo silencioso, triste y, a la vez, lleno de esperanza, repartido en varias salas, como son Feria Valencia o La Marina de Valencia. Y es que estos espacios se han convertido en el enorme almacén donde guardar las fallas de 2020. Sí, las de 2020, las que hemos tenido que cancelar por el COVID-19 y la alerta sanitaria provocada en España.
Este pasado lunes 23 de marzo se procedió al desmontaje y el traslado hacia las instalaciones habilitadas a la Marina de Valencia de la parte de la falla municipal que continuaba en la plaza del Ayuntamiento. El busto de ‘la meditadora’, elemento central de la falla de Manolo Martín y José Ramón Espuig (con el diseño de ESCIF), ‘Açò també passarà’, se ha convertido, en palabras del concejal del presidente de Junta Central Fallera, Carlos Galiana, en «todo un símbolo de resistencia, lucha y superación, tanto de nuestra fiesta grande como de nuestra ciudad y sus vecinos y vecinas».
Las instalaciones de la Marina, junto con las de Feria Valencia, han acogido todas las fallas que ya habían salido a la calle antes de que las autoridades competentes en materia sanitaria determinaron el aplazamiento de las Fallas. Así esperan, calladas, envueltas en plásticos, a saber si arderán en julio, en octubre, en marzo de 2021, o a saber, sencillamente, cuál será su final, que de momento es una incógnita y una incertidumbre.
Imágenes: Junta Central Fallera