Una mascota no es una cuestión de capricho sino, en realidad, de necesidad mutua. El poder sumar un nuevo miembro a la familia es siempre una responsabilidad que hemos de tomar cuando estemos convencidos porque, de lo contrario, pueden surgir, como cada año, nuevos casos de abandonos de perros. Las protectoras valencianas llegan a estar saturadas en algunas épocas del año y, por eso, la adopción de un perro es una elección que beneficia a todos: a las personas, a las protectoras, a la sociedad en general y al propio animal.
Podrán conocer a Melchor que adora a las personas y que con tan sólo dos años busca una familia donde pasar el resto de su vida; también Maxi un precioso mestizo de pitbull de quince meses, divertido y juguetón; a la bella Gaia de nueve meses, muy alegre y mimosa; o Nesto de nueve años, que fue encontrado en un campo en muy malas condiciones y desnutrido y es tranquilo, obediente y cariñoso. Maravillosos animales de todos los tamaños, edades y razas que han conocido la parte más cruel del ser humano y ahora buscan una segunda oportunidad para demostrar que son “nuestros mejores amigos”.
Por ejemplo, para convivir con personas mayores es muy recomendable un perro ya adulto, más tranquilo y obediente que no requiera excesiva actividad. Por el contrario, quien prefiera un cachorro de pocos meses, debe conocer también sus necesidades y vitalidad. Cada nueva edición de este evento solidario supone un motivo de satisfacción para todos los implicados, pues muchas familias y perros tendrán toda una vida por delante para escribir nuevas historias y “finales felices”.
Imágenes: Bioparc Valencia