Y es que aunque la crisis ha hecho mella en el estrato trabajador de nuestra sociedad, aún hay quien tiene la suerte de poder descansar de su trabajo al menos un día y pedir, por que seguro que hace falta, una mejora para poder mantener el puesto, que buena falta hace en estos días.
Es también un día de reflexión para los gobiernos ante la borágine del paro. Una situación que en la vieja Europa, lugar donde esta fecha cuenta con más celebraciones (en EE.UU. y Canadá suele conincidir con el primer lunes de septiembre, por aquello que el 1º de mayo suena muy comunista), se ha agravado considerablemente y ha pasado a ser una preocupación social.
Aún así, es lícito y merecido un día dedicado a los que se dejan la piel de sol a sol por un sueldo para vivir y en la que salir a la calle en cualquier manifestación, a reclamar más trabajo de calidad, más consideración y sobre todo una mejora de los derechos, como ya hicieran los proletarios de la revolución industrial y dignos iniciadores de una fecha tan remarcada.
Sea el color que sea, ideología opuesta u opinión discrepante, el 1º Mayo o Día Interanacional de los Trabajadores debe ser honrado por el bien de una sociedad que busca en un empleo una manera de vivir de forma digna y con las garantías de tener unos derechos por conseguir ese sueldo.
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