Han sido ochenta años de silencio, de agujero señorial, de campanario regio pero vacío, a la espera de poder completarse nuevamente, y replicar con campanas que tengan la misma importancia y solemnidad que la propia parroquia. Hablamos de uno de los espacios religiosos más importantes, visitados y fotografiados de la ciudad, especialmente por su céntrica ubicación, punto de encuentro para muchos vecinos de la ciudad, y punto de partida, por otro lado, de numerosas manifestaciones y fiestas valencianas: La parroquia de San Agustín.
Las nuevas campanas, que han sido fundidas en Italia y elaboradas por la empresa valenciana “2001 Técnica y Artesanía”, llevan por nombre “Santa Catalina”, de unos 100 kilos de peso; “San Agustín”, de 120 kilos; “San José”, de 250; y “Nuestra Señora de Gracia”, de 350. La fundición de las campanas “es una iniciativa puesta en marcha hace un año y medio por la parroquia, en cuyo campanario no había campanas desde la reconstrucción que se hizo del templo en 1940 tras la Guerra Civil”.
Ahora solo habrá que esperar a que estas campanas vuelvan a su lugar original, y que la parroquia de San Agustín pueda hacerlas sonar no solo en sus días grandes, sino también en las muchas fiestas que se celebran dentro del templo, dando mayor júbilo y solemnidad a todos ellos.
Imágenes: Archidiócesis de Valencia