«Después de echar la vista atrás, y con el convencimiento de haber conseguido retos impensables para aquel jovencito que decidió hacer de las fallas su ilusión, pongo fin a mi trayectoria como artista fallero y constructor de hogueras». Con esta contudente carta se despide, para siempre, el artista José Lafarga de Valencia y de Alicente. No lo hace por jubilación. Lo hace por obligación. Un artista nato, que ha aspirado a todo durante su trayectoria fallera, y admirado no solo por sus compañeros, sino también por el público habitual de sus monumentos, allí donde se ha dejado ver. Eso sí, y aunque no tenga su firma, su sello va a seguir presente y muy ligado al mundo fallero, porque el artista de Cullera ha confirmado que continuará. Será en el taller de otro grande: Pere Baenas.
He cumplido todas las metas profesionales que me han permitido los exiguos presupuestos con los que he contado, solo me faltó un primer premio de Especial firmado con mi nombre pero nunca me pagaron para que luchara en igualdad por él, así que más… No se pudo hacer. Aun así tuve el privilegio de colaborar en unos cuantos primeros premios que sí que consiguieron algunos compañeros para los que trabajé. A partir de ahora se impone como reto para mí de cara al futuro el seguir colaborando con ellos para lograr los máximos galardones para ellos y sus carreras.
Quiero dar las gracias y pedir perdón, las dos cosas van tan unidas que no acierto a saber dónde empieza una y dónde la otra, pero debo hacerlo. Primero pedir perdón y disculpas a todos los que fallé, nunca lo hice desde la voluntariedad e incluso me atrevería a decir desde la consciencia. Mi trayectoria ha sido tan tremendamente difícil que he arrastrado sin querer a gentes, grupos y colectivos a los que pido perdón, nunca les quise hacer daño, ni tampoco tuvieron porque ser víctimas de mis circunstancias… A todos ellos les pido perdón. En especial quisiera referirme y pedir perdón también a aquellos que hasta incluso fueron más familia que amigos y que también dejé atrás en el camino por mi inconsciente culpa, y por los que lucharé para recuperarlos.
Quizá, y porque además tampoco ha renovado contrato con esta Hoguera, Lafarga ha tomado esta difícil decisión para uno de los grandes de principios de siglo XXI. Tanto es así que ya años antes, en 1996 y en su debut en Valencia ciudad, logró el Ninot Indultat (y cuarto premio de Sección) para la comisión de Cádiz – Denia. Ya asentado en fallas de más economía, 2008 sería su año glorioso. Primer premio de Primera A para San Vicente – Periodista Azzati. Un galardón que lo llevó directo a Especial al año siguiente. Y, a falta de una, ocho años pudo estar en la máxima categoría, firmando fallas que, si bien no eran las de mayor presupuesto, sí venían acompañadas de grandes aplausos.
Tres fallas para Plaza del Pilar, tres para Sueca – Literato Azorín, y otra más para Na Jordana fueron su carismático paso por Especial, de 2009 a 2016. Parecía uno más de esa rueda de grandes. Desde entonces la alta competición quedó atrás, en 2018 plantó, finalmente, sus dos últimas fallas como artista. Fueron en Sección Tercera: Cervantes – Padre Jofré y L’Alguer – Ingeniero Rafael Janini. En total, 33 obras de arte efímero que quedarán en la memoria de muchos valencianos y, sobre todo, de todos los falleros a los que firmó y catapultó a lo más alto. Aunque, por desgracia, no fue siempre así. En 1997 llegó a ser denunciado por Cádiz – Denia (a la que un año antes había dado, desde 1ªB, lo más grande) y Cuba – Literato Azorín (que entonces no plantaba en Especial) por dejar sus fallas sin acabar.
También tuvo espacio para las fallas experimentales, especialmente recordada la de 2016 para la Falla Mosén Sorell – Corona, pero que terminó sin premio, siquiera, de Ingenio y Gracia. No obstante, de su trayectoria en las fallas grandes, 23 premios de Sección, y otros 7 de Ingenio y Gracia. Nunca bajó de la Sección 5ªB. Ahora habrá que verle como un trabajador más. Aunque siempre será él. Un artista, un genio de las fallas.
Imágenes: José Lafarga