El mes de agosto es sinónimo de calor, de vacaciones, y de preferir salir por la noche. Pero este fin de semana, además, es más especial que nunca esto de tomar Valencia -o cualquier otro punto- después del atardecer porque, como cada verano, llega ese momento mágico en el que mirar al cielo de noche, porque San Lorenzo volverá a dejar correr sus lágrimas, permitiéndonos disfrutar de un espectáculo tan singular como el que ofrecen las Perseidas. Cientos y cientos de estrellas fugaces pasando una y otra vez cerca de la tierra, que siempre nos visitan alrededor del día de la festividad del mártir, el 10 de agosto.
Las Perseidas son meteoros de velocidad alta, que suelen alcanzar los 59 kilómetros por segundo y que discurren entre la constelación de Perseo. Y aunque desde nuestra posición podemos disfrutar del fenómeno, la declinación de la constelación de Perseo hace que la lluvia de las Perseidas no pueda ser vista en regiones australes del planeta. Esta lluvia de estrellas no están exentas de leyendas y tradiciones.
Por ejemplo, en la Edad Media y el Renacimiento las Perseidas daban lugar a una noche en que se festejaba a San Lorenzo y en ella se representaba a estas estrellas como las lágrimas que vertió el santo en su martirio, quemado en una parrilla. Para otras culturas arcaicas, el fenómeno de las Perseidas marcaba una época de malos augurios y remitían a un enfurecimiento de los disoses la lluvia de meteoros, por lo que se celebraban ritos de apaciguamentiento a las deidades implicadas en que el cielo se desplomara.
Imágenes: Wikipedia – Flickr (cc)