Y es que la muestra de Javier Garcerá es un ejemplo de las futuras exposiciones que podremos ver en la Sala Ferreres, una de las más bellas que tenemos en Valencia, y a su vez, una de las más complicadas por sus dimensiones y su singular arquitectura. La propuesta que Javier Garcerá ha planteado expresamente para la Sala Ferreres del Centre del Carme, seduce al espectador y le propone un doble juego: por un lado, reflexionar sobre qué es aquello que no cabe en la cabeza, que la razón no entiende, y por otro lado, les invita a sentir, mediante el uso de la luz, como principio y fin del color, incluso con el sonido, que podrá verse en la ciudad hasta el próximo 22 de enero de 2017.
«La apabullante conclusión a la que nos lleva el título de la muestra es que son infinitas las cosas y las cuestiones que no nos caben en la cabeza, que somos incapaces de entender, de comprender, de asimilar. Y sin embargo, es inmenso el poder que le hemos otorgado a esa singular cualidad humana», explica Juan Bautista Peiró, comisario de la muestra. Desde esta paradoja, profundamente asumida a lo largo de dos décadas, Garcerá ha ido diseccionando la compleja dialéctica que encerraba el paisaje como manifestación cultural del secular conflicto entre la Naturaleza que nos rodea y nuestra última e íntima naturaleza.
Una instalación compuesta por tres grandes lienzos de seda de más de 5 metros de alto llenan la sala principal de la exposición como una arteria que une las diferentes etapas creativas del pintor. Con un montaje que respeta y que dialoga con la arquitectura de esta sala, la obra de Garcerá apela al diálogo directo con el espectador. Los títulos de las diferentes series que componen la exposición dan una idea del pensamiento del autor y de las diferentes dialécticas que plantea la exposición, por ejemplo: ‘De la sombra alumbrada’, ‘Take off your shoes’; ‘El rey de la casa’, ‘Si el ojo nunca duerme’, ‘La menor distancia’, ‘A 180 grados’, ‘Exhale-Inhale’…
La exposición revela también la importancia que Javier Garcerá le da a la materia (al lienzo), y a la pintura, entendida desde un concepto más amplio. Influenciado por su estancia en la India, Garcerá comienza a trabajar en lienzos de seda, erosionándola, para crear paisajes oníricos, o, como puede verse en sus últimos trabajos, tejiéndola e incorporando el sonido. Como explica el propio artista «‘Lo que no me cabe en la cabeza’ es aquello que no logro entender, y eso es precisamente lo que trato de que el espectador haga con mi obra, que no quiera entenderla, simplemente que se acerque a ella y la disfrute». No puedes perdértela.
Imágenes: GVA