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Los Bunyols, la recompensa que todo fallero quiere tener

IMG_8473Si a un fallero le hablas de bunyols, o una de dos, o piensa en el tradicional dulce (la receta la podéis encontrar aquí por si queréis intentar hacerlo) o piensa en la recompensa que le corresponde o le ha correspondido por parta de la Junta Central Fallera. Se trata del nombre que reciben las insignias que el máximo organismo de la fiesta otorga a cada fallero según el tiempo que se es miembro de una comisión. Por su parte, los falleros infantiles también tienen recompensas, éstas reciben el nombre de distintius.

Pero conozcamos un poco más el tema de bunyols y distintius. Los primeros bunyols fueron los llamados Or y Argent, que aparecieron en 1945, para premiar a todos aquellos falleros que se esforzaron por el bien de las fiestas josefinas durante aquel ejercicio. A partir de ahí, se había sentado el precedente de cómo se otorgan ahora. Más adelante, se dictaminó que las recompensas se darían dependiendo los años que se tuvieran en el censo fallero, creando así, el Bunyol d’Or ab Fulles de Llorer en 1955. Pero como el censo fallero creció y la gente iba acumulando más años, se creó en 1974 los Bunyols de Coure i el preciado Bunyol d’Or i Brillants ab Fulles de Llorer, que reconoce toda una vida dedicada a las fallas. Estas recompensas se otorgan tanto a título personal como colectivo.

A mediados de los 60, el recordado Juan Bautista Martí Belda, presidente de la Junta Central Fallera y gran impulsor de las fallas infantiles, fue el precursor de las recompensas para los falleros y falleras más pequeños creando los Distintius de Coure, Argent i Or, para ya en la época de los 2000 crear los Distintius d’Or ab Fulles de Llorer y Or i Brillants ab Fulles de Llorer, que se otorgan a título colectivo.

Para acceder a cada una de las recompensas, se ha de cumplir los siguientes requisitos: si le corresponde la versión de Coure, si es mayor al segundo año que se está en la comisión adulta y al primero si se es infantil. El Bunyol y Distintiu d’Aregnt, se otorga a los siete años y a los cinco, respectivamente. En el caso de las recompensas d’Or, tanto el mayor como el infantil se consiguen a los diez años de ser fallero. En cuanto al Bunyol d’Or ab Fulles de Llorer, se consigue a los veinte años, mientras que el de Brillants se consigue a los 30 años de fallero.

En las colectivas, tanto mayores como infantiles, las recompensas d’Argent se recibe a los 10 ejercicio de haber existido como comisión de falla; las d’Or a los 20 ejercicios; la de Fulles de Llorer a los 30 ejercicios y la de Brillants a los 45 ejercicios.

Alrededor de estas recompensas hay algunos casos que han sido honoríficas o extraordinarias e, incluso, se ha propuesto una máxima recompensa convertido en gran collar, a modo de toisón. Por ejemplo, en 1948 la Junta Central Fallera Creó el Bunyol de Esmeraldas para la Mare de Déu dels Desamparats, por el 25 aniversario de su coronación, pero los desencuentros del ente fallero, hicieron nunca le fuera concedido. Así que, en 1973, la Fallera Mayor de Valencia, Encarna Folgado Tárrega, impuso el Bunyol d’Or i Diamants ab Fulles de Llorer a la patrona, en conmemoración del 50 aniversario de la coronación. En cuanto a la máxima recompensa, se pensó en el Gran Collar Fallero, que ideó Juan Bautista Martí Belda, pero que no llegó a materializarse, si bien sí que existe la prueba que realizó el orfebre.

Sea como sea tu Bunyol o Distintiu, si es que se es fallero, siempre enorgullece y reconforta ver recompensando tu labor en pro de las Fallas de Valencia.

Imágenes: You Valencia y c.c.