Eurovisión 2019 ya tiene a sus 26 finalistas. Después de la segunda semifinal del jueves 16 de mayo, ya tenemos la lista completa de países, cantantes y canciones que componen la gran final del próximo sábado 18 de mayo, en la que desde Tel Aviv (Israel) se decidirá la mejor canción del Festival. Si desde el año pasado conocíamos la presencia en ella de España, Alemania, Italia, Francia, Reino Unido e Israel, el martes supimos que también estarían Grecia, Bielorrusia, Serbia, Chipre, Estonia, República Checa, Australia, Islandia, San Marino y Eslovenia. La segunda semifinal, emitida el jueves 16 de mayo, nos daba a conocer al resto de países, después de una reñidísima gala por su alto nivel con 18 opciones distintas, de las cuales ocho eran eliminadas.
Tampoco lo ha hecho Moldavia, que ha distraído en exceso con trucos de arena una balada intensa, interpretada con maestría por Anna Odobescu, pero que ha acabado pasando desapercibida. Armenia tampoco estará entre las finalistas del sábado, y eso que sí era una de las favoritas por los eurofans. A Srbuk le ha jugado una mala pasada un directo en el que se la ha visto titubeante durante media canción, solo salvada por sus gritos finales, que no han sido suficientes. Los cantantes de Austria y Lituania actuaban solos en el escenario, con la única defensa de unas voces muy particulares y carismáticas, la primera con una balada, el segundo con un medio tiempo, que en ninguno de los casos les ha servido para colocarse entre los finalistas, y eso que se notaba una buena calidad en ambas propuestas.
Macedonia del Norte apuesta por una escenografía similar, y una Tamara Todevska cantando sobre varios reflejos de sí misma una balada que nos habla del orgullo de ser mujer y que rompe, además, una tendencia realmente mala de su país. Llevaban nueve eliminaciones de los últimos diez años. Azerbaiyán, otra de las finalistas, también lleva una puesta en escena compleja, con rayos láser que parecen atravesar el corazón de su cantante, Chingiz, potenciando así una canción con un base electrónica clara. Mucho más sencilla es la escenografía de Países Bajos, que sigue en cabeza en todas las casas de apuestas para ganar Eurovisión. Duncan Laurence canta solo, acompañado de un piano, y un juego de luces que consigue sacar todo el partido a una canción en la que los coros también echan el resto en cada estribillo.
Los que tampoco paran quietos son los bailarines de Malta, que a ritmo de camaleón tienen una de las canciones más potentes y divertidas de Eurovisión 2019. Han pasado a la final y, sin duda, pondrán la nota de color que se les exige, con una Michela emocionada y que ha defendido su canción a las mil maravillas. Menos bailan los tres integrantes de KEiiNO, el grupo con el que Noruega busca ganar de nuevo el Festival, que ya obtuvieron recientemente en 2009. Hay toques de pop, de folclore y una base musical muy discotequera para sonar todo el verano en toda Europa.
Imágenes: Eurovision.tv