Un nuevo sonido para el reloj del Ayuntamiento de Valencia
Roberto Sahuquillo Caudet
Originalmente hacía sonar la Marcha de la Ciudad (que no debe confundirse con el Himno Regional) al mediodía y en la medianoche… Y al fin, de nuevo, el carrillón del Ayuntamiento de Valencia volverá a funcionar, más de tres décadas después. Porque el Gobierno municipal ha confirmado la adjudicación de las actuaciones pertinentes para que el reloj de la casa consistorial, uno de los más simbólicos de la ciudad, recupere el toque original de campanas a cada hora. Desde hace más de tres décadas es una grabación la que, mediante un ordenador y unos altavoces, suena a cada hora en punto.
De esta manera, el reloj del Ayuntamiento de Valencia por fin tocará las horas y recuperará, además, la melodía de la Marcha de Valencia a las 12.00 horas del mediodía y en la medianoche. El presupuesto asignado es de 11.361,90 euros y el plazo de ejecución de las obras es de seis meses, por lo que se espera que para final de año pueda ya estar en funcionamiento este «nuevo» toque de campanas. Entre las actuaciones previstas está la recuperación de la melodía de la Marcha de la Ciudad al mediodía y en la medianoche, objetivo para el cual fue construido el carrillón hace 86 años.
Además, permitirá la emisión y grabación de cualquier otro tipo de melodía dentro de las limitaciones de notas que permiten las siete campanas existentes y que, de momento, siguen ofreciendo el particular sonido de la Marcha de la Ciudad, que provoca todavía sorpresas en los vecinos y turistas que, a pesar de que se escucha a diario, siguen sin conocerlo. «Empecé a trabajar hace unas semanas en la calle San Vicente y, a mediodía, me llevé una grata sorpresa. No sabía que tocaba la Marcha de la Ciudad», nos cuenta una camarera valenciana.
Pero, efectivamente, no es nuevo su replique. El reloj del Ayuntamiento de Valencia fue inaugurado el 19 de marzo de 1930 (día de San José) y provocó la expectación de miles de vecinos y vecinas de la ciudad. En aquel momento, el carrillón era uno de los más punteros de la época y supuso un gasto de 48.155 pesetas.
