Alma del Temple, restaurante con magia y sabor
Inaugurado hace poco más de tres años, el restaurante Alma del Temple continúa más a la vanguardia que nunca. Ubicado en el primer hotel-monumento de Valencia, el Caro Hotel, y elegido como uno de los diez restaurantes más bonitos del mundo, según los premios exclusivos Restaurant & Bar Design Awards, se rodea de la maravillosa muralla árabe de nuestra ciudad, logrando así un emplazamiento perfecto en el que comer o cenar en un ambiente de historia, lujo y confort.
Es, sin duda, uno de los restaurantes más mágicos que se pueden visitar en Valencia, y a ello contribuyen también una decoración que juega con los colores oscuros, la iluminación cálida pero tenue y el agua que fluye libremente por parte del techo del Alma del Temple, otorgando una sensación más romántica e idílica todavía, con esta apariencia que combina, como el Yin y el Yang, el pasado y el presente de la historia.
Allí estuvo este fin de semana You Valencia, disfrutando de una gran velada madre-hijo como premio del Día de la Madre, y que ya se percibía como un plan perfecto desde el momento en que se cruza por el reconstruido arco gótico que preside el salón principal, donde nos pudimos sentar a comer el magnífico menú degustación que nos tenían preparado para este día tan especial. Iniciamos nuestra aventura gastronómica con una copita de vino blanco y una focaccia con aceite ecológico de Alicante, intenso y sabroso, perfecto para las primeras conversaciones en pareja.
Los entrantes, servidos con delicadeza, pasaban desde un riquísimo gazpacho hasta unas croquetitas de bacalao, que empezaron a abrir el apetito de esta pareja de comensales que poco después descubrirían una maravillosa ensalada valenciana, compuesta por verduras y hortalizas de nuestra huerta, aliñadas con frescura y buen hacer. A ella le seguirían unos raviolis de calamar, uno de los más demandados y aplaudidos por los comensales, tal y como nos señaló el chef de Alma del Temple, Pedro, y que pudimos comprobar por su perfecta textura.
Una presa ibérica vino después a nuestros platos, tan jugosa y tan al punto que se convirtió, rápidamente, en un plato fuerte para recomendar a los nuevos visitantes.
La merluza salvaje con verduritas llegó después, y aquí pudimos disfrutar de un pescado que parece manido, pero que Alma del Temple redescubre de manera inteligente y apasionada. El último de los cuatro platos principales de este menú degustación fue un bloc de buey con calabaza y vainilla. Último pero primero, ya que fue, sin lugar a dudas, la mejor opción. A lo penetrante del buey se suma el punto dulce de la vainilla, logrando así un tándem espectacular, que a uno le gustaría repetir casi a diario.
Los postres, acertadísimos, comenzaron con una sopa de piña con helado de frambuesa, tan divertida como dulce, en un plato más que delicioso que encantó a madre y a hijo por su combinación de sabores. Aunque, como buen par de golosos, quedamos entusiasmados con el segundo postre, un trifásico de chocolate con helado de turrón que, sin ser demasiado empalagoso, logró encandilarnos desde el primer bocado. Como regalo final, unos bombones de chocolate blanco y un licor de naranja casero de Alma del Temple, lugar más que recomendado por You Valencia y al que volveremos, y volveréis en cuanto lo probéis. Una calidad-precio más que ajustada para una comida de ensueño. Ideal.
Imágenes: You Valencia
