Los Oscar se rinden a su nuevo nominado: El Mejor Animal

Se acercan los Oscar y es inevitable que todos nos pongamos a hacer quinielas sobre qué actores, actrices y directores conseguirán las ansiadas estatuillas. No siempre es fácil conocer la respuesta, y a veces nos dejamos llevar por nuestras pasiones y favoritismos propios antes que por la objetividad. Son muchas las quinielas, apuestas y sondeos, y no menos opciones de ganar, porque los premios se otorgan a casi todas las categorías posibles, desde vestuario hasta efectos especiales, pasando por música y guión. Sin embargo, hay una categoría que You Valencia quiere reivindicar, con la intención de que pueda ser aceptada en la Academia. La del Oscar al Mejor Animal. Porque, en ocasiones, bestias o mascotas han actuado mucho mejor que algunos humanos. Hacemos balance.

1939, El Mago de Oz. El reparto estuvo muy bien escogido este año, no vamos a negarlo, y la banda sonora es tan mítica como bella. Pero creemos que la historia cobra un papel todavía más tierno y emotivo gracias a Totó, el precioso perro de Dorothy. Siempre juguetón, mimoso y muy simpático, se hubiera merecido, al menos, una nominación como actor secundario.

1975, Tiburón. Casi cuarenta años después llegaría otro Oscar seguro para un animal que nada tiene que ver con el perrito fiel del musical anterior. El tiburón de esta cinta es bastante agresivo e intimidatorio, y se llevó a varios extras por el camino. Temido y recordado, siempre supondrá un hito en el cine por muchos motivos.

1992, Beethoven, uno más de la familia. Saltamos veinte años más tarde, y nos encontramos con el perro más famoso del cine familiar. Él tiene la culpa de que los San Bernardo cogiesen tanta fama en muchos hogares, y de que sea una raza tan venerada como popular. Salvaje, cariñoso y muy divertido, no podemos visualizar unas Navidades sin él.

1993, Liberad a Willy. Es imposible olvidar la escena de la orca más famosa del cine saltando por encima del protagonista y, solo por eso, Willy debería haberse llevado un Oscar tan pesado como él. La película es especialmente tierna, tiene su parte de histórica y, además, nos ofrece una lección ecológica y moral. Hubiera arrasado.

1995, Babe, el cerdito valiente. Y del mar a la granja, porque el cerdito más divertido que podamos recordar también se hace un hueco en los noventa, el año en que la fauna conquistó el celuloide. Era la película preferida de cuantos niños hayan soñado con vivir entre animales, y el papel protagonista lo sustenta, sin lugar a dudas, este entrañable cerdito, que nunca fue laureado.

1996, 101 Dálmatas más vivos que nunca. Animales, muchos animales. Todos preciosos, adorables, llenos de pelo y con manchas. Los dálmatas han sido, durante años, la raza de perro más apreciada en toda Europa gracias a este film, que contó con un centenar de ellos. Nunca fueron lo suficientemente reconocidos por su talento, pero nosotros queremos que aparezcan en esta petición a la Academia.

1997, Anacondas. Hay veces en las que el animalito no ha sido tan cariñoso como pensábamos, y una de esas ocasiones es esta cinta, de los años noventa, tan remake como otras, pero con especial protagonismo. Es la última película de la corriente «bichos aniquiladores», y seguramente habréis descubierto su rol en cuanto lo hemos mencionado. Es posible que ni siquiera hubiese una sola anaconda en el rodaje. Por eso la nominación es todavía más histórica.

1999, Stuart Little. Si el título de la película lleva el nombre del animal, no cabe duda de que va a ser mucho más genial que cualquiera de los actores que salgan en ella. ¿Por qué no hubo un Oscar al pequeño Stuart? El roedor era pura informática, pero asumió un papel tan protagonista que se mereció, al menos, una digna candidatura que defender.

2009, Siempre a tu lado, Hachiko. Dejamos atrás los años noventa para pararnos en nuestro siglo. Hace apenas unos años se estrenó la película más triste y recordada de la historia, con Richard Gere como maestro de ceremonias y el husky más adorado del mundo. Una historia japonesa de amor y fidelidad, que nos hizo saltar más de una lágrima por la genialidad de la interpretación del perro protagonista. Bien merecido hubiera sido su Oscar.

2012, The Artist. Y solo tres años después llegó Uggie al cine. Para muchos, el animal que mejor ha interpretado de su vida. Y no es para menos. La película recibió las críticas más positivas de la historia moderna del cine, y hasta el propio can pisó la alfombra roja. Solo le faltó llevarse el Oscar. Nosotros se lo hubiéramos dado.

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