La Rosa de Jericó más dulce celebra su 125 aniversario

A nadie le amarga un dulce, especialmente cuando procede de la mejor pastelería y confitería de Valencia. De sabor exquisito, trato amable y sublime tradición, La Rosa de Jericó celebra su 125 aniversario, siempre a la vanguardia pero manteniendo su buen hacer, cercanía y sus recetas más históricas. Abrimos sus puertas en pleno corazón de la capital del Turia y allí nos recibe en persona Carlos Jericó, cuarta generación ya de una familia bien dulce, que ha alegrado los paladares de miles de valencianos, turistas y aficionados a sus pasteles y tartas, ya que ahora también venden por internet.

Ya instalados, Carlos Jericó nos explica la historia de esta pastelería, que inició su bisabuelo a finales de siglo XIX, trasladado de Teruel a Segorbe e iniciado en un obrador con tan sólo 12 años. Es el principio de una larga trayectoria de esta familia decidida a endulzar nuestras vidas con las mejores materias primas, traídas de todos los puntos de España, y de Francia o Madagascar, para obtener los resultados más óptimos de toda Valencia. Actualmente se ubican en la calle Hernán Cortés, pero han variado su emplazamiento en diferentes puntos de la ciudad, siempre con una clientela fiel, que todavía hoy continúa, como estos pasteleros, renovando generacionalmente sus rostros, pero con la misma esencia.

Porque un buen sabor, como un olor, se recuerda siempre. Y en La Rosa de Jericó avanza la tecnología, se cambian de libras y onzas a kilos y litros, pero su alma perdura, tanto en sus ponches ingleses como en sus membrillos, pasteles, naranjas confitadas, tartas y hojaldres, siempre con ese auténtico sabor de un hombre que tenía todo anotado en su libreta. Nos la enseña con cuidado y una sonrisa en la boca Carlos Jericó, bien orgulloso de las recetas auténticas y originales de numerosos postres históricos de esta pastelería. «También hay letra de mi padre, este cuaderno ha pasado de uno a otro».

Así es como se consigue que todo sepa como debe saber. Y la clientela lo agradece. «No nos dejan retirar algunos productos, nos los siguen pidiendo pese al paso de los años», nos comenta Carlos, mientras que nos explica cómo trabajan en el obrador, y nos muestra sus últimas creaciones, que se trasladan de dentro de los hornos a fuera de la confitería y pastelería. Porque La Rosa de Jericó es preciosa hasta en su fachada. Sus históricos y siempre recordados vestíbulos son otro gran reclamo, variando estacionalmente y siempre atrayentes. Ahora todo está a punto para recibir al 9 d’Octubre, el Día de la Comunitat Valenciana, en un trabajo espectacular para el que ha colaborado Juan Carlos Iñesta.

«Llevamos desde final de mayo preparando el escaparate, el Micalet está elevado a escala, y es todo azúcar, nuestro azúcar». El recibidor va tomando forma durante nuestra visita. «Todo lo que veis es auténtico mazapán, cada verdura, hortaliza y fruta; y el mazapán que hacemos aquí mismo, mirad». Se nos hace la boca agua, como podréis entender al ver las fotografías que realizamos en La Rosa de Jericó, ejemplo de sofisticación y elegancia, «para nada; no somos nada de eso. Solo trabajamos como hay que trabajar, cuidando los detalles para ofrecer a nuestros clientes lo mejor. No hacemos nada que no tenga que hacer cualquier pastelero o confitero», nos responde enseguida Carlos Jericó.

Y es que la humildad y el agradecimiento a sus seguidores es lo que hace todavía más grande La Rosa de Jericó. Muestra de ello es su nueva campaña dedicada a todos los que alguna vez han entrado a comprar, y también para los que nunca se han atrevido. Porque durante los cuatro domingos de octubre, la pastelería abrirá los domingos por la tarde, en horario de 17.00 a 21.00 horas, para ofrecer sus productos al 50% de descuento, y tener así un valioso detalle «en agradecimiento a cada uno de vosotros, que habéis hecho posible nuestro 125 aniversario, y que sean muchos más». Brindemos por ello, que La Rosa de Jericó es el auténtico azúcar de la vida.